Hace mucho que no me paso por aquí y me hace falta soltarme un poco…
El año terminó sin más, y con él se marcharon muchos dolores de cabeza, preocupaciones que ya no lo son e ilusiones que se deshicieron por el camino. A todos nos pasa esto. Pero yo lleno mis pulmones con cada una de mis vivencias; a veces, tras caer, creo que son alquitrán, me oprimen el pecho y me dejan sin aliento, respiro más acelerado a causa del poco hueco que queda en mis ventrículos, pienso con dificultad y vivo con miedo. Prefiero las experiencias que tan solo aportan aire a mis pulmones, nada más, solo aire fresco, un respiro, el disfrute de una realidad favorable. Lo bonito es encontrarlas en cualquier lugar y lo maravilloso, lo verdaderamente mágico, es tropezar y caer sin que el fango ocupe tu respiración, levantar la cabeza al instante y que el aire sea el protagonista de ese momento. Espero ser capaz algún día…
Llevo más de un trimestre en un combate continuo contra los formatos adecuados para la maquetación de Latidos de guerra en KDP (Amazon). Justo cuando creía terminar un nuevo error saltaba ante mis narices, una y otra vez, hasta que el pegajoso alquitrán de la frustración llenaba el estanque de oxígeno de mi cuerpo.
Soy otro más de esta especie de inadaptados
No soy más que otro «currito» del planeta azul y trabajo mis ocho horas en una empresa que nada tiene que ver con esta pasión que devora mi «tiempo libre». Escribo poemas a modo de evasión total de lo tangible, con los que me traslado al universo de las emociones. «Con algunos de ellos participo en la Slam Poetry de Valencia “con el consecuente gasto temporal en aprenderlos de memoria”».
En el epicentro de esta batalla particular contra el mundo digital también comienzo la segunda parte de El juego de la vida, y hay ocasiones en las que no existe la posibilidad de arrancar más minutos al espacio-tiempo. Pues claro, tengo una vida en la que una pequeña hermosura se ha convertido en la protagonista principal, me llena de un amor que no conocía y se merece todo el tiempo que pueda compartir con ella, todos los cuentos que le pueda leer…
No quiero que se me malinterprete, adoro escribir; tras la puerta de mi reino «justo la imagen de aquí arriba», nada turba mi felicidad, la misma que brota de mí en mi vida laboral y en mi día a día. Pero no soporto que, tras terminar un trabajo de años e innumerables correcciones, nada fluya como debería por problemas ajenos a la obra. Pero la frustración no te deja ver soluciones pese a tenerlas en las narices. Así que, cuando sucede esto prefiero disfrutar de la sonrisa de mi pequeña, por la que nombré a la «prota» de mi novela; leer todo lo que tengo a mano «que no es poco»; e incluso relajarme durante un paseo o una sesión de ejercicio mientras disfruto de uno de los muchos audiolibros que escucho «en los pocos ratos que puedo hacerlo».
¡Ya está bien de dar la turra!
En fin, que esto pasa a ser un tostón, y yo solo quería soltarme un poco. He aprendido algo muy importante en este cambio de ciclo: Si crees que tienes problemas y que estos te asfixian y no te dejan respirar, que no te dejan vivir, detente, frena en seco y concéntrate únicamente en respirar, llena de aire tus pulmones y ponte a otra cosa. Puede que tus problemas sean personales, mucho más profundos o incluso relacionados con tu salud y esto represente una verdadera chorrada para ti. «Y lo es», he vivido un pequeño infierno como para saberlo. Mientras tu problema no suponga la muerte estás de suerte.
Yo he dejado atrás mis frustraciones con 2019, y espero no tragar alquitrán nunca más por mis chorradas. Creo que el problema radica en que nunca nos enseñaron que el fracaso es parte de la vida, y que sin él jamás podrías triunfar, pues sin tropiezo no hay quien arregle los baches.
La segunda parte de El juego de la vida
En cuanto a la segunda parte de mi primera criatura literaria puedo adelantar algo: La estructura no se parece en nada a la de Latidos de guerra», y algo más está claro, todo lo que sabremos de la tierra en esta segunda entrega será de oídas, pues transcurre en Nubalión en su totalidad. Ahora mismo voy por el capítulo doce: El ojo de un huracán, y también diré que este capítulo es clave en la trama de la novela. Aún no se sabe nada de Alegra, aunque pronto entrará en escena.
Está claro que tras la escritura hay un largo proceso de revisión, pero os dejaré algunas pinceladas de la historia a medida que avance.
Gracias, como siempre, por vuestro apoyo y los mansajes de ánimo recibidos. Sin vosotros no sería más que alguien que escribe. Sé que Alegra no camina sola, y que no vive solo en mi cabeza. Gracias a los más de doscientos valientes que siguen ya sus pasos.
Seguiremos batallando…