Baile de buitres
Conocer lo que se vota
debiera ser obligación devota.
Pues el no saber lo transforma
en un derecho que mata.
¿De verdad queremos destruir una de las mejores sociedades del mundo por un sálvese quien pueda?
Somos la misma sociedad de la que se vanaglorian los mismos que la pretenden destruir. Esos que gritan «¡Viva España!» Mientras dictan un programa económico que privatiza la sanidad o la educación. «Bien puede ser el asegurador quien se haga cargo de esto», dice Rubén Manso, su «gurú económico». Los mismos que se golpean en el pecho con la derecha mientras se ensucian la izquierda para propagar bulos y mentiras, sin moral ni escrúpulos. Los que dicen ser patriotas, pero jamás aportaron un céntimo a la patria que dicen defender, al contrario, robaron lo que pudieron, hasta donde sabemos…
Estos señores, por llamarlos de alguna forma, pretenden un modelo parecido al norteamericano, ese modelo sobre el que hoy se abren fosas comunes. Donde prima la «economía» sobre la vida. Y entrecomillo economía porque no lo considero un término adecuado. Estaría mejor dicho «la avaricia», que es lo que realmente es.
Datos
Fue Barack Obama quien se fijó en la sanidad española y la puso como ejemplo de la excelencia a nivel mundial. Y no se equivocaba. Lástima que después de eso pasara la gaviota con la guadaña sobre los sectores más esenciales de cualquier estado. Él quiso comenzar algo parecido allí, al otro lado del charco. Donde las armas son un derecho, pero la vida no. Y se encontró con un poderoso establishment armamentístico y amante de la desigualdad. Sembró lo que sus oponentes llamaron el Obamacare, y en mitad de su mejora e implantación real, murió su futuro como presidente de la fortaleza del capitalismo.
Hoy existen propuestas que mejoran la semilla de Obama, pese a la reticencia de el actual presidente para con los más desfavorecidos. Quien quiso tumbar esa medida sanitaria como primera promesa de destrucción, en un país donde hoy hay datos como estos:
-Chicago: El 30% de la población es afroamericana, pero estos suponen el 70% de las muertes por coronavirus.
«Somos muy conscientes de que en lo relativo a la atención sanitaria se dan desigualdades estructurales en ciertos grupos y es probable que esto también sea aplicable en el caso de la detección y tratamiento por esta enfermedad».
Ngozi Esike, director del departamento de salud pública de Illinois
«En esta vida hay dos tipos de personas y eso vale para cualquiera, presidentes incluidos: Los que construyen y los que destruyen»
No hace falta atar muchos cabos para saber de que tipo es el presidente estadounidense… sus primeras medidas pretendían destruir, él mismo lo dijo.
El país capitalista por antonomasia se resistió a detener su actividad ante el riesgo para la economía, y ahora contempla su mayor catástrofe de la historia mientras su presidente sería de los primeros en abandonar el barco en su AF1.
«Hay quien pretende que las armas sean un derecho, pero no así la vida. Estos son pensamientos acordes. El problema es que muchos les votan sin saberlo»
El problema
Y esos son los ideales de varios grupos políticos en España. Les guste escucharlo a sus votantes o no, así es. Un consejo: mírense sus programas y escuchen las propuestas que dicen despacito, porque esas no las gritan, no. Lo único que gritan son insultos y ataques a quienes intentan mantener el barco a flote. Se envuelven en una bandera que desprecian cada vez que no pagan impuestos, cuando no pagan a los trabajadores, cuando pretenden que sus gentes se mueran en la sala de espera de un hospital, cuando insinúan que estudiar solo lo hará quien pueda pagarlo y demás ataques a nuestra patria. Porque la verdadera patria es la gente, somos todos nosotros, incluso ellos, aunque desprecien a más de la mitad del país. Acusan de traición a todos los que pactan por este gobierno, los mismos que representan a la mayoría de los españoles, cuando la verdadera traición la gestan en sus propuestas.
El problema es que desde bien pequeños nos «educaron» en la competitividad, y así elegimos bando y nos enfrentamos a unos «rivales» que no lo son. Y en nuestro afán de competir con nuestros semejantes, muchos no aceptan la realidad, aunque la tengan delante. Y ese voto cuenta lo mismo que el de cualquier persona razonable…
«Debemos entender que construir es más difícil que destruir y, si no lo hacemos todos juntos, la estructura no aguantará muchas más sacudidas»
-Mensaje para ese tripartito que incorpora, en mayor o menor medida, la privatización de la sanidad en sus programas:
—Privatizar la sanidad MATA a demasiados para contarlos. Miren EEUU, quienes siempre representaron el perfecto modelo de gestión para ustedes.
«En tiempos de emergencia, los líderes buscan soluciones mientras los buitres buscan culpables»
Conclusión
Es tan triste como real reconocer que nos encontramos rodeados por un baile de buitres (con perdón de los alados) en el que un mal paso nos puede costar la vida.
Para evitarlos hay que conocerlos:
-Por un lado, nos atacan los más grandes aglutinadores: el Buitre Negro, como negros son sus bolsillos. Este pretende dar su opinión sobre un ingreso mínimo vital que hace más falta que nunca. Nadie se la pidió, ni siquiera pinta nada en esto. Pero teme perder el control del yugo sobre los obreros, como siempre.
-Por otro lado, y siempre al acecho de las sobras de una crisis mundial: el Quebrantahuesos, vestido de esperanza, cuando no es más que un simple carroñero.
-También está el Buitre Leonado. Este no se preocupa de disfraces, se limita a copiar al anterior protagonista en un acto de envidia carroñera. Ha perdido popularidad, pero no pierde el hambre de más.
-Y, por último, y algo menos importante, el Alimoche Común. Que tras perder la fuerza que trajo sus vuelos sobre toda la península, se decanta cada día por la sombra que más le interesa, aunque no deja por eso de pretender la carroña a toda costa.
«Yo prefiero un mal líder, que se equivoque en busca de una solución, a un buen buitre, que acierte en su ímpetu de roerme hasta los huesos»
P.D. Hoy se sabe que los buitres han presionado al gobierno para que retome la actividad económica en contra de las advertencias de los expertos.
Algunos ministros se opusieron a esto, pero pesan menos que el resto.
Tú verás lo que haces con tu voto…
Genial, sin duda. Cosas como estas deberían tener más «bombo» para que ciertas personas se den cuenta del tremendo daño que la avaricia puede infligir a una sociedad. Me quito el sombrero.
Gracias por tu apoyo, José David. Aquí me desahogo, aunque sea tecleando lo que me parece justo.
Un abrazo y mucho ánimo durante esta etapa que nos toca vivir.