De la inmensa fauna que allí convive, y digo bien al decir que convive, ya que no se altera el orden natural, solo voy a enumerar lo más importante o lo relacionado hasta el momento con la saga. Ilustraciones: Raquel Esteve.
Mamíferos:
El Pargo:
“Mascotas” caninas del tamaño y la corpulencia de un tigre que muchos argos gastan para trabajo. Algunos llegan a convertirse en verdaderos compañeros. Los colores y el pelaje son tan variados como pudiésemos imaginar, desde largo y áspero a corto y suave o viceversa. Desde tonos color tierra a la mezcla de los colores más extraños, rojizo y negro, con tonos púrpuras; rubio y blanco a rallas, parecido a un tigre; verde selvático y gris con tonos azulados; marrón tierra y amarillo; y un largo etc. Se encuentran algunos monocolor de lo más llamativos, desde el negro azabache hasta el naranja más puro. Muchos creen que su color está marcado por la energía que son capaces de canalizar, pues estos animales, como la mayoría de los seres vivos de Nubalión, aprovechan la energía mineral, la imprimen en cada salto, cada golpe, cada bocado.
La Mula:
Como nuestros caballos, pero mucho más musculosos y con la crin azulada. Fueron adiestrados para arar los campos en la antigüedad, y muchos eran los que los montaban, tanto elfos como argos, no sin antes ganarse su confianza, pues canalizan la energía a través de su crin, y es así como te lanzan disparado si no confían en ti. Hoy es una vieja costumbre, casi olvidada. La mayoría vive en libertad.
El Cabro:
Ciervos que no lo son, con largas colas de zorro, pelo largo de colores oscuros siempre con un tono azulado y espirales sobre su pelo. Canalizan la energía en beneficio propio, búsqueda de agua, alimento y refugio. No atacan a menos que se vean amenazados. Su carne es codiciada por su sabor.
El Tobro:
Idénticos a los ciervos, aunque su cornamenta es pura energía de Nubalión. Puede cambiar de color dependiendo de la intención del impulso energético que proyecten. Son tremendamente agresivos si te acercas a una de sus manadas, y cuando van solos jamás se dejan ver fácilmente, pese a su envergadura.
El Nuto:
A simple vista son mamuts de pelo corto. Su carne es muy consumida en todo el planeta. Apenas pueden canalizar energía, la que gastan para detectar la vegetación con la que se alimentan.
El cerdo:
Y sí, este si es un cerdo idéntico al terrestre. La única diferencia es que en Nubalión son animales peludos y su pelo es generalmente rojo cobrizo. Es uno de los pocos seres vivos (junto con los argos) que no son capaces de canalizar ningún tipo de energía.
El felino:
Felinos hay tantos o más en Nubalión como en la tierra. Están desde los gatos, los más pequeños de esta clase, con tan solo 48 centímetros a la cruz; Los garrones, que se parecen a las panteras de nuestro mundo, aunque de una envergadura mayor; Los Zircones, que podrían ser algo parecido a un león, pero de unos ochenta kilos más y unos treinta centímetros más altos. Estos carecen de cola, en su lugar son capaces de extender un aguijón de grandes dimensiones que usan de arma. Destaca su melena gris sobre su pelo canela, a través de la que canalizan toda la energía que pueden, es imposible que un rival les muerda en el cuello por ese motivo, lo que los convierte en un animal muy seguro de sí mismo, y un gran depredador. Fuera de Naturia solo se encuentran en la comarca de los Nubios.
E innumerables especies de ese estilo y tamaño, hasta llegar a los felinos más grandes y fieros:
Los prelinos
Los depredadores terrestres por antonomasia. Su aspecto es semejante al de un tigre, pero su manto no es rayado sino en espirales y su tamaño más bien podría ser el de un oso terrestre. Solo se encuentran en los montes Edén (en perímetros aislados por torres energéticas), aparte de Naturia. Son capaces de alcanzar la increíble velocidad de ciento treinta kilómetros por hora, pese a su envergadura. Se cree que es el único animal capaz de convertir la energía que canaliza en fuerza física, igual que los horkos (extintos tiempo atrás).
El gualo:
Una especie de rinocerontes del desierto, con grandes reservas de agua en su interior. Enormes bestias de color marrón, con seis cuernos frontales, por los cuales canalizan bastante energía que gastan para extraer agua de ríos subterráneos. Esas bestias son auténticas zahorís.
El lugante:
Mamífero marino tan grande como las orcas, pero de color marrón rojizo y cabeza puntiaguda. Se dice que son pura energía del océano, y que es imposible cazar uno. No será porque no probaron durante muchas generaciones, pero se dieron por vencidos. Todo aquel que se acerca con esas intenciones acaba ahogado o devorado, sin importar el bote, o las armas que lleve.
Ovíparos:
El flijo:
Es una criatura voladora de gran envergadura, similar a los dinosaurios alados. Que se alimenta de cualquier pájaro más pequeño que él. También comen roedores, dado su tamaño, y no se acercan a nada más grande a no ser que esté enfermo. A los carroñeros de esta especie también se les llama buitres, aunque nada tengan que ver con los terrestres. Son mucho más grandes y atrevidos. Su piel es dura y carecen de plumaje.
El Megacronos:
Bestias de gran envergadura, parecen una mezcla entre oso gigante y dinosaurio que da por resultado animales colosales. Estos tienen una columna vertebral prominente, parte de la cual es exterior. Son capaces de almacenar tanta energía en sus huesos que nadie puede acercarse a más de 50 metros. La parte de su exoesqueleto (columna vertebral), compuesta por puntiagudas terminaciones de hueso, resplandece en tonos azulados a causa de la gran cantidad de energía que acumula y canaliza. Esta parte de su cuerpo está en continuo crecimiento de por vida, y los pedazos más viejos se desprenden para dar lugar a los nuevos que emergen. Si se “recolectan” antes de que el cuerpo los expulse por sí solo, estos pedazos se convierten en las varitas de los argos.
El conductor:
Podría parecer una extraña mezcla entre mariposa y murciélago. Se puede decir que es un bicho (animal) feo, pero de bonitos colores.
Sus colores son vivos y su pelo corto. Poseen la habilidad de canalizar grandes cantidades de energía a través de sus alas. El color de los haces que estas emiten es el mismo que el de sus alas, tan variado y precioso como el de las mariposas (pese a asemejarse casi en su totalidad a un murciélago que no se posa boca abajo). Normalmente trabajan para los elfos, con los que entran en conexión con cierta facilidad. Algunos de ellos se llegan a convertir en grandes compañeros, otros se tornan inseparables (casi una simbiosis), pero son pocos esos casos.
Insectos:
De la infinidad de especies entomológicas de Nubalión destacaré unos pocos, de momento.
El rinaceo:
Una clase de escorpión que al picar inyecta tal cantidad de poder a su víctima, que se vuelve casi invencible o imparable por unas horas. La energía se canaliza sola, sin que la víctima pueda impedirlo. Se llena cada hueco de cada célula, desde los electrones al núcleo. Hasta que, tres noches después (una semana terrestre), muere. Literalmente, explotas desde dentro, cada célula de tu cuerpo colapsa. Es imposible revertir su efecto, no se conoce un antídoto por el momento, aunque sí repelentes. Durante miles de ciclos se ha estudiado su efecto en un intento por comprenderlo y controlarlo (algo muy codiciado por argos, que no necesitarían sus varitas nuca más), pero ha sido en vano. Se encuentra en su mayoría en los montes Edén.
El krashar: se trata de una especie de arácnido capaz de volar gracias a sus diminutas alas, pegadas a su caparazón (estas canalizan la energía que le permite volar).
Pero la gran virtud y peligro que representa a esta especie es su letal veneno, que te mata en cuestión de segundos tras la picadura. Literalmente, apaga tu cerebro por pequeña que sea la dosis (aunque todos los habitantes de Nubalión están vacunados contra esto). Es en tu cerebro donde siembra sus larvas, inyectadas junto al veneno. Y estas, al eclosionar, colonizan cada uno de sus rincones. Jamás serán krashars, sino que controlarán el cuerpo de la víctima para fortalecer y proteger su territorio. Todavía se estudia la reacción química que permite esto, pues podría descubrirse la forma de “reactivar” a un fallecido, saltándose la “desconexión”.
Cada ciclo se fumiga contra este insecto, que solo se encuentra en laboratorios (salvo excepciones). Y se vacuna a todos los animales registrados desde aeroplanos. La vacuna contra este veneno invasivo consiste en una onda de choque energético que anula la proteína de la que se alimenta, y sin ella no puede vivir dentro de un organismo.
La uscareta: Una oruga de diminutas dimensiones, pero con gran poder. Esta es capaz de desintegrar las raíces de una ladera en tres noches, con el consecuente desprendimiento y desastre medioambiental.
Son muy comunes al este de la comarca de los Nubios, de ahí su aridez. No se alimentan de esta forma, sino que la energía que gastan en su labor destructora, les reporta los beneficios que les daría la alimentación. Pero no, estos son unos bichos energéticos al cien por cien, viven exclusivamente de la energía que canalizan, destruyen y crean con sus sedimentos (deposiciones) ricos en minerales. No se alimentan, pero si defecan los residuos de los vegetales desintegrados. Son una autentica plaga para la que nadie encuentra solución, tan solo un freno natural: la humedad. Jamás saltaron al Edén o sobre el mar estrecho.
Para saber un poco sobre la flora de este planeta, picha aquí.